TEMA
N° 2
LENGUAJE,
LENGUA Y HABLA
Indicador
de logro: ‐Determina las diferencias entre
lenguaje, lengua y habla.
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Lenguaje,
lengua y habla
Las diferencias entre lenguaje, lengua y habla son muy importantes
a la hora de adentrarnos en el estudio del lenguaje y de la lingüística. Vamos
a intentar dar unas definiciones básicas que nos permitan discernir unos
conceptos de otros.
Podemos entender el lenguaje como la capacidad de poder
establecer comunicación mediante signos, ya sean orales o escritos. De esta
manera, el lenguaje presenta muchísimas manifestaciones distintas en las
diversas comunidades que existen en nuestro planeta. Estas manifestaciones son
lo que conocemos por lenguas o idiomas, como el español, el inglés, el francés
o el alemán. No sería correcto hablar, por tanto, de “lenguaje español” o de
“lenguaje francés”. Es importante saber emplear los términos con la precisión
que merecen.
Por otro lado, la lengua es, como hemos dicho, un sistema de signos que los hablantes aprenden y retienen en su memoria. Es un código, un código que conoce cada hablante, y que utiliza cada vez que lo necesita (que suele ser muy a menudo). Este código es muy importante para el normal desarrollo de la comunicación entre las personas, pues el hecho de que todos los hablantes de una lengua lo conozcan es lo que hace que se puedan comunicar entre sí.
Y, entonces ¿qué es el habla? Es la plasmación de lo anterior, la recreación de ese modelo que conoce toda la comunidad lingüística. Es un acto singular, por el cual una persona, de forma individual y voluntaria, cifra un mensaje concreto, eligiendo para ello el código, los signos y las reglas que necesita. Dicho de otra manera, es el acto por el cual el hablante, ya sea a través de la fonación (emisión de sonidos) o de la escritura, utiliza la lengua para establecer un acto de comunicación.
Entre la lengua y el habla se establece una especie de estrato intermedio que los lingüistas entienden como norma. La norma es lo que nos impide emplear algunas formas lingüísticas que, ateniéndonos a la lógica de la lengua, podrían ser correctas. Ocurre cuando un niño dice andé, en lugar de anduve, de la misma manera que diría jugué, miré o canté. Este tipo de normas tiene origen histórico y, así consideradas, no constituyen ninguna irregularidad. La norma impone desvíos en determinados aspectos de la lengua que todos aceptamos, pero el hablante no tiene por qué conocerlos en un principio y por eso es tan común que, entre los que están aprendiendo, surjan este tipo de errores.[1]
‐
Las lenguas del mundo
La clasificación de las lenguas del mundo es extremadamente
compleja, y no hay una sola. Sin embargo, a continuación daremos una
clasificación de diez grandes grupos lingüísticos, o familias, realizada por
diversos filólogos. Una familia de lenguas consiste en idiomas
íntimamente relacionados dado que todos ellos provienen de un mismo primer
idioma, siendo ellos los derivados.
- Indoeuropea: Es la familia de lenguas más importante, según
hablantes. La familia es conformada por 150 lenguas, que son habladas por unas
3000 millones de personas, principalmente en Europa y el oeste de Asia. Algunos
de esos idiomas son: español, ruso, griego, inglés, sánscrito, latín, irlandés,
galés, italiano, portugués, francés, alemán, holandés, sueco, islandés, checo,
rumano, polaco, persa, lituano, albanés y armenio.
- Fino-húngara o
ugrofinesa: Hay
quienes creen que esta familia es un subgrupo de las lenguas urálicas,
emparentándola con las lenguas samoyedas. Esta familia es hablada por unas 20
millones de personas, y algunas de las lenguas son: húngaro, finés, estonio,
mari, komi, udmurto, mordvino, janti, mansi y livonio.
- Semítica: Mayormente desarrollada en Oriente Próximo y
el norte y este de África. Sus lenguas más populares son el árabe, hebreo,
amárico y tigriña.
- Camita: Hablada por unas 25 millones de personas
(bereberes) del norte de África. Algunas de las lenguas son: awjilah, sawknah,
siwi, guanche, judeo-bereber, cabil, rifeño y zenaga.
- Indochina o
sino-tibetanas: Conformada
por unas 300 lenguas, se coloca segunda en el ránking de hablantes, después de
la familia Indoeuropea, por tener al chino entre sus idiomas. Los idiomas son:
chino, mandarín, cantonés y el birmano y derivados.
- Malayo-polinésica: Hablan sus lenguas 300 millones de personas,
mayormente ubicados en el sudeste asiático y el Pacífico. Sus lenguas incluyen:
indonesio, malayo, javanés, malagache, tagalog, nauruano, chamorro, maorí,
hawaiano, rapanui, tongano, tuvaluano, samoano y tahitiano.
- Lenguas túrquicas: Con 140 millones de hablantes, las lenguas más
importantes de esta familia son: turco u osmanlí, chuvasio, uzbeko, uigur,
altai, yakuto, azerí, salar, gagauz, turcoromano, kumiko y karakalpako.
- Dravídica: En total unas 25 lenguas con 200 millones de
hablantes situados principalmente al sur de India y Ceilán, las más
representativas son: la telugu, la tamil, la kannada, la malayalam, la gondi,
la tulu, la kurux y la brahui.
- Bantú: Las lenguas bantúes son habladas
mayoritariamente en Camerún, Gabón, República del Congo, República Democrática
del Congo, Uganda, Kenia, Tanzania, Angola, Zambia, Malawi, Mozambique,
Zimbabwe, Namibia, Botswana y Sudáfrica. Las lenguas son: Proto-bantú,
chichewa, herero, kikuyu, kinyarwanda, kongo, lingala, lozi, luba, luganda,
shona, sotho, swahili, xhosa y zulú.
- El décimo y último grupo, son en realidad los restantes. En esta
categoría entran, por ejemplo, el japonés, el euskera y las lenguas indias de
América. Hay aproximadamente un centenar más.[2]
‐
Variedades sociales y estilísticas
Fuente
de la imagen: Kalipedia
Cada uno de nosotros
podemos entendernos con otras personas que hablen español. Pero no todas las
personas que hablamos español lo hablamos de la misma forma. Así, somos capaces
de percibir claramente que las personas de Castilla o del norte de la
Península, por ejemplo, pronuncian de distinta manera que las que han nacido en
Andalucía o en Canarias. Y es fácil observar también que un abogado o una economista
emplean palabras que no utilizamos habitualmente. Ni siquiera una misma persona
habla siempre igual: no nos expresamos de la misma manera cuando charlamos con
nuestros amigos que cuando conversamos con un desconocido, con un profesor o
con una doctora. Así pues, el español, como cualquier otro idioma, es una
lengua que está sujeta a variación. Las variaciones que afectan a una lengua
son principalmente de tres tipos: variaciones espaciales o geográficas,
variaciones sociales y variaciones estilísticas.
En cuanto a las variaciones distinguimos:
Dialectos:
son aquellas variaciones geográficas de la Lengua claramente
diferenciadas en relación a la Lengua Estándar. El andaluz, el murciano, el
extremeño o el canario son dialectos del castellano, de igual forma que el
castellano fue dialecto del latín, como también lo fueron el francés, el
gallego, el italiano, el catalán, el rumano…
Variedades
sociales o culturales: Hacen referencia al uso
y a la formación académica de los hablantes. Podemos distinguir:
1. Lengua culta: El
hablante de la lengua culta es capaz de adecuar su registro lingüístico al
contexto comunicativo en el que se encuentra. No habla igual en una conferencia
ante expertos que con su familia.
2. Jergas de
alto nivel lingüístico / alta formación académica: médicos,
científicos, etc.
3. Lengua
formal: Es el modelo de referencia y uso. Se utiliza de forma correcta
por medios de comunicación, educación, etc.
4. Lengua
coloquial: Utilizada a nivel familiar principalmente, dándole
prioridad a la lengua oral, aunque también se pueden dar ejemplos escritos:
notas, apuntes, etc.
5. Jergas de
bajo nivel lingüístico / baja formación académica: juveniles,
adolescentes, gremios laborales, etc.
6. Lengua
vulgar. El hablante de la lengua vulgar sólo sabe utilizar un registro
lingüístico y lo aplica a todas las situaciones comunicativas.
CULTISMOS Y
PALABRAS PATRIMONIALES
Los cultismos son las
palabras de origen latino que se han incorporado al castellano sin apenas
sufrir cambios ni transformaciones. Son, por tanto, palabras muy similares a
las latinas de las que proceden: bóvido, de bove («buey»), apicultor, de
apícula («abeja»), etc.
Las palabras
patrimoniales son
las palabras castellanas que tienen su origen en el latín y que sufrieron
algunas transformaciones fonéticas y semánticas a lo largo de los siglos. Estas
transformaciones se produjeron en su mayoría hasta el siglo XVIII, en el que
queda fijado el sistema fonológico español en sus aspectos más importantes.[3]
Actividad
sugerida: determina las diferencias entre lenguaje, lengua y
habla. Analiza las variaciones sociales y estilísticas de la lengua.
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